Sueño cumplido
Hoy todas las costaleras del Stmo. Cristo del Amor en su Entrada Triunfal en Jerusalén podemos decir bien alto que NUESTRO SUEÑO SE HA CUMPLIDO.
Desde aquí nos gustaría que supiéseis lo que sentimos el Domingo de Ramos cuando estábamos bajo la trabajadera y, sobre todo, cuando estábamos metiendo a nuestro Cristo. En ese instante se nos pasaba muchas cosas por la mente: los primeros días de ensayo, la primera vez que nos metimos debajo del paso...
El Domingo de Ramos fue un día de emociones encontradas ya que estábamos felices por los frutos del trabajo que durante meses hemos realizado pero también estábamos tristes al pensar que tenemos que esperar un nuevo año para volver a sentir la trabajadera en nuestro cuello.
Esta experiencia ha sido inolvidable para todas nosotras. Ahora tan sólo nos queda esperar con impaciencia y entusiasmo unos nuevos ensayos y una gran procesión como la de este primer año 2011.
Nos gustaría expresar lo que todas sentimos debajo del paso, pero es algo que no se puede explicar con palabras, hay que vivirlo para saber lo que es.
Cuando empezamos los ensayos en noviembre, todas nosotras sabíamos que teníamos que trabajar mucho para que el 17 de abril saliera todo bien, pero lo que no sabíamos era que ibamos a sentirnos arropadas y apoyadas por nuestro pueblo, que ha sabido premiarnos con aplausos, comentarios y felicitaciones por el buen trabajo realizado de las 25 mujeres durante la procesión.
Desde aquí nos gustaría que supiéseis lo que sentimos el Domingo de Ramos cuando estábamos bajo la trabajadera y, sobre todo, cuando estábamos metiendo a nuestro Cristo. En ese instante se nos pasaba muchas cosas por la mente: los primeros días de ensayo, la primera vez que nos metimos debajo del paso...
El Domingo de Ramos fue un día de emociones encontradas ya que estábamos felices por los frutos del trabajo que durante meses hemos realizado pero también estábamos tristes al pensar que tenemos que esperar un nuevo año para volver a sentir la trabajadera en nuestro cuello.
Esta experiencia ha sido inolvidable para todas nosotras. Ahora tan sólo nos queda esperar con impaciencia y entusiasmo unos nuevos ensayos y una gran procesión como la de este primer año 2011.
Nos gustaría expresar lo que todas sentimos debajo del paso, pero es algo que no se puede explicar con palabras, hay que vivirlo para saber lo que es.
Cuando empezamos los ensayos en noviembre, todas nosotras sabíamos que teníamos que trabajar mucho para que el 17 de abril saliera todo bien, pero lo que no sabíamos era que ibamos a sentirnos arropadas y apoyadas por nuestro pueblo, que ha sabido premiarnos con aplausos, comentarios y felicitaciones por el buen trabajo realizado de las 25 mujeres durante la procesión.
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