Ayer día 6 de abril, tuvo lugar el traspaso del paso a la iglesia. Cuando llegamos a la casa-hermandad de la Virgen del Socorro y vimos que el paso tenía las caídas puestas, sentimos un gran cosquilleo por nuestro cuerpo ya que eramos nosotras las que nos ibamos a meter debajo. Todo olía a Semana Santa, el ambiente de nuestro alrededor, las caidas del paso puestas, la gente que había en la calle. Todo eso era una muestra de que el gran día estaba cada vez más cerca.

Una vez metidas todas debajo del paso y sintiendo la trabajadera en nuestro cuello, nos dimos cuenta de que era un ensayo muy distinto a los que habíamos tenido hasta ese momento, era muy especial. Todo estaba en silencio, la gente nos acompañaba por las calles. Cuando nos pusieron las marchas y nuestras secretarias empezaron a hablar para guiarnos, sentimos que ese día había que aprovecharlo al máximo porque era la primera vez que estábamos en las calles de Rociana.

Sentíamos una gran satisfacción al ver que la gente aplaudían esas levantadas. Nosotras sólo escuchábamos las marchas, a nuestra secretaria y el sonido que hacían las zapatillas de las 20 mujeres que portábamos el paso. Al escuchar los aplausos, nos exigíamos más y nos hacía sentir orgullosa de nuestro trabajo, un trabajo que mostraremos el próximo 17 de abril.